Indignacion en Mejico. Junio del 2012.

Articulo extraído de Publico del 24 de Junio del 2012.

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El movimiento estudiantil ha revoluciono la recta final de unas elecciones salpicadas por escándalos de corrupción, violencia y compra de votos. Faltando siete días para que México elija su presidente los jóvenes están revolucionaron la campaña. Movilizaciones ciudadanas, escándalos de corrupción y compra de votos, han entrado en la agenda de la mano de los tuits y hashtags que tanto controlan las nuevas generaciones para opacar los eventos partidistas de los tres principales candidatos. Méjico ese país, acostumbrado a fraudes electorales, encuestas a medida y un duopolio mediático que encumbra tradicionalmente a uno de los candidatos, vive un despertar juvenil que reclama unos comicios limpios y libres.

El movimiento le ha pasado factura. Uno de cada cuatro votantes que acudan a las urnas el domingo es menor de 30 años. Y han quebrado el discurso hegemónico de que su triunfo era inevitable. A principios de año, Peña doblaba la intención de voto respecto a sus contrincantes, ahora, aunque sigue como puntero, perdió 18 puntos. El izquierdista Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) le sigue a cierta distancia todavía, a 12 puntos según la encuesta más reciente, publicada por el diario Reforma esta semana. Pero ya Peña Nieto no lograría mayoría en el Congreso. Y eso obligaría al próximo gobierno a establecer alianzas y rompería el viejo esquema del PRI de presidencias imperiales.
“Están revolucionando la carrera electoral, reivindican la esencia de la democracia”, explica el sociólogo Lucio Oliver. De hecho, se proyectan más allá de las elecciones para presentar al próximo gobierno una nueva agenda política que ponga fin a la impunidad, la corrupción y tenga en cuenta a los jóvenes. “Queremos una democracia plena con elecciones limpias pero que vaya más allá del voto con el reconocimiento del plebiscito, la revocación del mandato, y unos medios que construyan ciudadanía”, resume Antonio Attolini, uno de los portavoces, estudiante de Ciencias Políticas de 23 años.

Este domingo volverán a marchar en la capital mexicana y en varias ciudades del país contra la imposición de Peña Nieto como presidente y planean acciones diarias para toda esta última semana. Al calor de sus movilizaciones, se han destapado varios escándalos de corrupción como el del exgobernador del fronterizo estado de Tamaulipas, el priísta Tomás Yarrington, quién recibía dinero del narcotráfico. El diario británico The Guardian reveló que la principal emisora mexicana, Televisa, vendió tanto al expresidente Vicente Fox, como a Peña Nieto, un tratamiento favorable, y el descrédito a la izquierda, desde 2005.

También salieron a la luz unos cables de Wikileaks donde la embajada estadounidense en México reconoce que “Peña Nieto está pagando por debajo de la mesa, coberturas informativas favorables”. Estas prácticas han sido comunes históricamente en México, e incluso legales, pero esta vez se topan con un movimiento crítico con ellas. Así, junto a los jóvenes se alzan otras voces. Un grupo de intelectuales reconocidos ha conformado el Frente por la Legitimidad de las Elecciones que impulsa a la ciudadanía a vigilar el desarrollo de los comicios y evidenciar irregularidades como la compra de votos y el falseo de los conteos. “La única elección limpia en la historia de México fue en el año 2000. Tenemos derecho a tener recelo. Sin credibilidad no hay legitimidad para el gobierno que salga”, concluye el historiador Lorenzo Meyer.